Olweus identifica
al agresor como un individuo de temperamento agresivo e impulsivo, con grandes
dificultades para comunicarse y negociar sus deseos, siendo sus habilidades
sociales por lo tanto, claramente deficientes. Algunas de las consecuencias para el agresor pueden ser:
- Bajo rendimiento académico si no se
atiende puede caer en el fracaso escolar.
- Conductas antisociales y delictivas.
- Dificultades para el cumplimiento de
normas lo cual le impide adecuarse al sistema escolar.
- Nula autocrítica.
- Falta de sentimientos de culpabilidad.
Es una persona que
a la larga tendrá dificultad para mantener amistades auténticas ya que el
acosador aprende un modelo de amistad basado en el poder y miedo por lo que no
será capaz de establecer autenticas relaciones de amistad basadas en la
igualdad y compañerismo.
Empatía
Falta de empatía
hacia el sentir de la víctima, no le interesan los emociones de los demás, solo piensa en la
satisfacción de sus necesidades, por lo general presentan problemas cognitivos,
por que no piensan sobre como se sentirán
sus victimas es decir no desarrollan empatía cognitiva que es la
habilidad de comprender el estado emocional de los otros. Una baja empatía
cognitiva guarda una fuerte relación con la agresión, debido posiblemente a que
está ligado a un bajo CI.
Moralidad
Su razonamiento
moral es primitivo justificando sus acciones como un modo de vengarse o de
hacer frente a alguien que supuestamente les ha ofendido o molestado. Su idea
de justicia se basa en la creencia de hacer a los demás lo que te hacen a ti o
crees que te hacen. Llegan a desensibilizarse ante situaciones de agresividad y
violencia.
Comunicación
Regularmente los
agresores no tiene una buena comunicación con sus victimas, debido a la idea
errónea que tienen sobre la justicia, se crean un modelo de supervivencia donde
gana el que hace más daño y piensa que es la única manera de conseguir las
cosas. Se puede observar que no lleva a la práctica el dialogo entre sus pares.
Autoestima
Los agresores
desarrollan una buena autoestima debido a que son aprobados por muchos de sus
pares; aunque posiblemente tengan que recurrir a la violencia porque sienten
que son incapaces de resolver los problemas de otra manera y disfrazan ésta
debilidad con la agresión.
Las consecuencias
que afectan a largo plazo a los estudiantes que desempeñan el papel de
agresores, se asocian a problemas de
conducta que les impide adaptarse a la sociedad en la que se desarrollan en
cualquier contexto, ya sea familiar, escolar, laboral o social.
A lo largo de su
vida el acosador aprende que, a través del uso de violencia, obtiene beneficios
personales a bajo coste donde generalmente sus actos no tienen consecuencias
que les perjudiquen, por lo que aprende a usar este comportamiento en todos los
contextos en los que se desarrolla y lo mantiene a lo largo de su desarrollo,
en caso no tener tratamiento terapéutico. Incluso en la vida adulta, muestra
maltrato hacia sus familiares, ya sean esposa e hijos; son controladores y su
participación en su vida familiar se limita a ser proveedor sin involucrarse
emocionalmente con los miembros familiares, esparcen rumores maliciosos, son
incapaces de mantener relaciones cordiales entre otros, hablan mal de sus
compañeros, siendo incapaces de reconocer los aspectos positivos, lo que
refleja la manera en que perciben el mundo (Mendoza, 2012).
Olweus, identificó
que existen grandes posibilidades de que el agresor se involucre en la juventud
en procesos penales por cometer crímenes; esto ha sido sustentados también por
investigadores expertos como Patterson quién, a través de investigaciones
longitudinales, concluye que la conducta violenta se establece a través del
tempo, es decir que los niños violentos en caso de no recibir ayuda
psicológica, tiene grandes posibilidades de ser adultos violentos y de exhibir
comportamiento antisocial sin importar los escenarios.
Por otra parte, en
investigaciones en México, se ha encontrado que la identificación temprana de
alumnos en riesgo de ser agresores y desarrollar conducta antisocial, se puede
prevenir si se hace una intervención en el contexto familiar, escolar y social
(Ayala, Chaparro, 2001).
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