jueves, 22 de noviembre de 2012

Dentro de las teorías que han intentado explicar la delincuencia están las teorías psico-biológicas, teorías del aprendizaje, teoría del desarrollo cognitivo-social o moral, teorías sociológicas y teorías integradoras.

Las teorías psico-biológicas.
Explican la conducta antisocial como aquellas que están en función de anomalías orgánicas, en la creencia de que: son los factores internos los que llevan a una predisposición congénita para la comisión de bullying. Las investigaciones en este ámbito asocian la conducta antisocial con patologías como: lesiones craneales, baja actividad del lóbulo frontal, escasa activación del sistema nervioso autónomo, baja inteligencia, trastorno de atención con hiperactividad, baja empatía, alta extraversión y propensión a la búsqueda de sensaciones y tendencia al riesgo.

Las teorías del aprendizaje.
Explican el comportamiento delictivo como una conducta aprendida pudiéndose basar en el condicionamiento clásico, operante o el aprendizaje vicario.
Teorías basadas en el acondicionamiento clásico. La conducta antisocial es el producto de la influencia de variables ambientales sobre los individuos con determinadas predisposiciones genéticas.
Teoría basada en el condicionamiento operante. Explica el moldeamiento y mantenimiento de la conducta delictiva, partiendo de la idea de que el comportamiento delictivo es acrecentado tanto por reforzadores positivos como mediante el reforzamiento negativo.

Teoría del aprendizaje social. Explica la conducta humana como la interacción reciproca y continua entre los determinantes cognitivos, de comportamiento y ambientales. La
observación de modelos puede llevar al joven a la adquisición de hábitos de comportamiento agresivos o no, normas y juicios morales y al autocontrol; es decir, a la capacidad de tolerar la demora de la recompensa, la posibilidad de renunciar al refuerzo inmediato en vistas de lograr metas a largo plazo y el empleo de auto-refuerzos y auto-castigos.

Teoría del desarrollo cognitivo social o moral.
Piaget afirmaba que los niños comienzan a aprender las reglas morales de los adultos, pasando por un periodo de egocentrismo, para después pasar por dos etapas:
A) Realismo moral, donde el niño aprende a comportarse de acuerdo con las normas externas establecidas por los adultos.
B) Relativismo moral, donde existe cooperación, reciprocidad y autonomía moral. El niño interioriza las leyes y luego emite juicios.

Teorías sociológicas.
La teoría del aprendizaje social es actualmente considerada como la explicación más completa de la conducta delictiva. En ella se realza el papel de la imitación y las expectativas de la conducta, y diferencia entre los momentos de adquisición de un comportamiento y su posterior ejecución y mantenimiento.


Teorías de la socialización deficiente.
Estas teorías intentan explicar la delincuencia por la deficiente socialización de los individuos, y como, la familia, la escuela, la comunidad y las amistades favorecen o interfieren este proceso.
Teoría de las subculturas. 
Según la cual la mayoría de los problemas de adaptación se solucionan de forma normal; no obstante, ocurre que en algunos casos las personas eligen soluciones desviadas de la normalidad, basándose en los grupos de referencia los que pertenecen.

Teoría del contagio social.
Trata de explicar los mecanismos de transmisión de las pautas de la conducta antisocial. Se refiere a las consecuencias negativas de la concentración de individuos con tendencias similares en una determinada zona.
Teoría de la frustración.
Sostiene que las relaciones negativas, los estímulos nocivos y los sucesos vitales estresantes, pueden desencadenar furia y frustración hasta llegar al punto del crimen o la delincuencia.
Teoría del autocontrol. Da un papel importante al control de los impulsos para evitar conductas inapropiadas. Para que la gente no cometa delitos y renuncie a las satisfacciones inmediatas, debe tener autocontrol.


A nivel psicológico se puede dar una explicación causal basada en el hecho de que, en un suceso de acoso escolar, intervienen tres personajes principales que son: agresor, victima y observadores. Un agresor puede iniciar el proceso de acoso en contra de otro compañero ya que puede tratarse de una persona que se ha desarrollado en un contexto de violencia familiar y ha observado modelos de violencia, o por diversas razones que se tratan de explicar a través de modelos explicativos:
Modelo psicoanalítico. Considera la agresividad como un instinto básico e innato.
Modelo teórico-descriptivo de la frustración. Sostiene que existe una relación directa entre las conductas agresivas y la ansiedad incontrolada derivada de las dificultades en el logro de metas.
Modelo conductista social. Establece la relación entre la agresividad y el aprendizaje que se da del modelo social, en donde, la violencia entre sujetos se relaciona con la excesiva exposición a escenas de violencia que se difunden a través de los medios de comunicación.
Modelo cognitivo. Vincula el comportamiento moral al desarrollo del conocimiento socio-convencional y socio-moral. En el niño y el adolescente se adquiere progresivamente el juicio moral a través de las relaciones entre iguales y cuando los diferentes escenarios y situaciones requieren la elaboración de normas justas para todos.
A partir del egocentrismo individual se progresa a la formación de juicios morales autónomos, desarrollándose a la par de la capacidad intelectual de la empatía, la autonomía moral, el pensamiento igualitario y conceptos bien diferenciados entre lo que es justo y lo que no lo es.
Modelo de la psicología sociocultural. Para Vigotsky, primero se produce el aprendizaje en el plano interpersonal y luego en la conciencia individual del hecho; es decir, el sujeto adquiere, mediante su participación en actividades micro-sociales, el significado sociocultural de los procesos en los que participa y de los que recibe una permanente influencia.
Desde esta perspectiva teórica, el fenómeno de violencia entre los escolares puede ser resultado de los procesos interpersonales que filtran al individuo la violencia estructural de la
propia sociedad, y que se van interiorizando y normalizando en forma de contravalores, abandono afectivo y maltrato, entre otros.







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